Crònica de la CCC per Paqui Vázquez

Este año ha sido difícil para mí, y además me toca ir a correr la carrera del Mont Blanc, una carrera que nunca he tenido en mente porque creo que me queda grande.

Después de un verano muy calentito, ha llegado el día de la carrera.

Nos dirigimos a coger el bus de la organización, yo no voy bien, pero veremos cómo se presenta el día. Después de tener que esperar bastante tiempo al bus llegamos a Coumayer, tenemos que correr para entrar en el cajón que nos toca, la emoción que se siente al estar allí no se puede explicar. Nos despedimos de Inma, María y Bernat.

Dan la salida y empezamos a subir, las vistas son espectaculares, vamos subiendo y llevo casi tres horas cuando me empiezan los calambres en los gemelos y en los tibiales, el estómago me duele y parece que voy a vomitar, los brazos me empiezan a temblar, me entran muchas ganas de llorar, lo que me temía me está tocando, al final no me queda más remedio que sentarme a un lado del camino e intentar comer algo y que se me pase, no me entra casi nada de alimento, creo que no voy a poder terminar, es una carrera muy larga y acabo de empezar, continuaré hasta donde pueda y donde me coja el cierre de carrera tendré que retirarme.

Empiezo a caminar, hago un par de fotos y continuo, el sitio es precioso. Llego arriba a Tete De La Tronche y empiezo a bajar hasta llegar al primer refugio, recargo de líquido y tomo un poco de caldo, entra bien, es lo único que me pasa, continuo y acabo llegando al refugio de Bonati, me cuesta mucho y sigo sin poder comer. Empezamos a bajar y llego al siguiente avituallamiento, que alegría cuando veo a Inma y Bernat, les comento que no estoy muy bien, pero que voy a continuar hasta donde pueda, recargo y continúo. Toca subir el Grand Coll Ferret, que debe de ser muy bonito, pero no se ve nada, llueve, hace mucho frío y hay una niebla total. Cada vez me voy encontrando un poco mejor, aunque sólo puedo tomar líquido. Así voy pasando por otro avituallamiento hasta llegar al de Champex-lac, si continúo así tal vez puedo terminar, me empiezo a encontrar mejor, el sitio está a tope, me cuesta mucho encontrar un sitio donde pueda cambiarme y comer algo, cuando lo consigo puedo comerme un cuenco de pasta, me coloco el chubasquero y me voy. Empieza una noche dura, ha estado lloviendo y todo el terreno es una pista de barro, es imposible correr, parece la noche de los muertos vivientes, llenos de barro, tapados y en fila india bajando o subiendo, nadie mete prisa a nadie, es imposible ir más rápido sin caerte. Así voy continuando hasta llegar a Trient, me da una alegría enorme ver a Inma, le digo que me encuentro mejor, si continúo así puedo llegar. Acabo llegando a Vallorcine, sigo con caldos, no he podido comer nada más, se va haciendo de día, ya queda menos, no subimos a Tete Aux Vents, hace mal tiempo y nos desvían hacia otra subida, me quito el chubasquero y continúo hasta llegar al penúltimo avituallamiento, ya solo me queda llegar a Chamonix, 8 km de bajada, duros porque me duele mucho la cintilla. Llamo a Bernat y le digo donde estoy, corro todo lo que me deja correr la cintilla, me encuentro bastante bien para lo poco que he podido comer, a un par de kilómetros de la meta se pone a llover fuerte, tengo que parar y sacar el chubasquero, sigo corriendo y empiezo a entrar en el pueblo, toda la gente está animando a todos los que pasamos, un señor me dice “ya está, mira lo que has conseguido” y no lo sabe bien lo que me ha costado.

Es difícil de explicar la emoción que siento al llegar y pasar por meta, una alegría y satisfacción enorme. En los últimos metros me acompaña Bernat, lo he conseguido!!!

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